Aunque inicialmente parece poca cosa, hay cosas muy interesantes que ver en Braganza que, bien merecen un recorrido por la Ciudadela y un paseo tranquilo por sus calles.
¿QUÉ ENCONTRARÁS AQUÍ?
Dónde se encuentra Braganza, la capital de Trás-os-Montes
Al nordeste de Portugal, a tan sólo 22 km de la frontera con España, se encuentra Braganza o Bragança, la capital de la región portuguesa de Trás-os-Montes.
Trás-os-Montes es una región muy montañosa con un paisaje único. En su territorio encierra pueblos históricos, naturaleza exhuberante, una gastronomía muy rica y tradiciones culturales únicas como es el caso de su vibrante carnaval.
Entre Braganza y la frontera con España sólo se interpone el Parque Natural de Montesinho, una joya natural cuya visita te recomendamos si eres amante de la naturaleza.
Hay mucho que ver en Braganza, pero también en todo el norte de Portugal. Nosotros hicimos un recorrido bastante completo que nos permitió visitar lugares estupendos. Si quieres saber cuáles fueron, visita este enlace que te proponemos.
Cómo llegar a Braganza
Nosotros fuimos a Braganza desde Zamora, que es la opción que cuenta con la mejor conexión desde España. Y como no, aprovechamos para recorrer antes esta interesante ciudad y comprobar lo mucho que hay que ver en Zamora.
Sólo 104 km separan ambas ciudades. Basta con tomar en Zamora la N-122, que poco antes de llegar a la frontera se transforma en la autovía A-4 y, que tras pasarla enlaza con la autovía IP-4 que llega hasta nuestro destino.
Otra opción es llegar a Braganza desde Puebla de Sanabria saliendo por la carretera ZA-921 que lleva hasta Rihonor de Castilla y Rio de Onor, para aquí tomar la N-308 que te llevará hasta tu destino.
Esta última no tiene nada que ver con la anterior. Es una carretera mucho peor, pero también con muchísimo más encanto, pues atraviesa el Parque Natural de Montesinho y los dos pintorescos pueblos que te he indicado, que en realidad es uno solo, que tiene parte española y parte portuguesa.
Nosotros la utilizamos en sentido inverso como camino de regreso, lo cual nos sirvió de disculpa para disfrutar de lo que hay que ver en Puebla de Sanabria.
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Origen de Braganza
La historia de Braganza es la historia de los diferentes pueblos que vieron el potencial defensivo del cerro sobre el que se asienta la actual Ciudadela. Desde el que se divisaban las portuguesas sierras de Nogueira, Monteshino y Coroa e, incluso las españolas cumbres de Sanabria y de las tierras leonesas.
El origen más remoto conocido de la ciudad se remonta al Neolítico, cuando aquí existía un castro que sin duda sería fácilmente defendible.
Los romanos, pragmáticos como pocos y siempre a la búsqueda de lugares estratégicos desde un punto de vista militar, pusieron rápidamente los ojos sobre este enclave privilegiado pasando a ocuparlo durante la dominación de Hispania.
Aquí estuvieron las tropas romanas hasta que el imperio cayó, momento en que los suevos y visigodos pasaron a ocupar la práctica totalidad de la península y continuaron disponiendo de este importante enclave.
La época de la invasión musulmana fue un tiempo difícil para Braganza, pues fue varias veces saqueada y destruida, en los ataques que las tropas musulmanas realizaban con frecuencia por el norte peninsular.
Ya en la época medieval, a principios del siglo XII, Fernando Méndez el Bravo, cuñado del rey Alfonso Enríquez, construyó sobre las ruinas que quedaban, una ciudadela para seguir manteniendo su carácter defensivo.
Años más tarde, en 1187, Sancho I de Castilla le otorgó fueros dándole su actual nombre de Braganza y, además levantó el actual castillo.
Alojamientos recomendados en Braganza
Como los viajes también se disfrutan en un buen alojamiento, nosotros te proponemos La Pousada São Bartolomeu, que tiene una de las mejores vistas de la ciudadela de Braganza. En Portugal merece la pena alojarse en algunas de las Pousadas que hay por el país, que son del estilo de nuestros Paradores. Aunque se encuentra un poco alejada del centro, si vas con coche merece la pena por su tranquilidad y para disfrutar de sus instalaciones, entre las que cuenta con una piscina estupenda. Las habitaciones son muy amplias y luminosas y las camas cómodas con sábanas de calidad.
Otros hoteles también muy recomendables son el Solar de Santa Maria, que tiene una ubicación excelente, muy cerca del Castillo de Braganza. Se encuentra situado en un antiguo convento del siglo XVII y destaca su estupendo desayuno y la limpieza y tranquilidad de sus habitaciones.
Cerca de Braganza, en una enorme finca rodeada de naturaleza se encuentra la Quinta da Rica-Fé, otra opción muy recomendable de alojamiento si dispones de coche. Es de destacar el desayuno casero a base de quesos de la zona, bizcochos y compotas de frutas caseras. Es ideal para ir con niños, incluso dispone de préstamo gratuito de bicicletas.
Qué ver en Braganza
Todo lo que hay que ver en Braganza se concentra prácticamente en dos zonas; por un lado, la Ciudadela, que es la parte antigua y que se encuentra sobre el cerro que fue tan disputado históricamente; y por el otro lado, la ciudad más moderna, que surgió una vez que todo el entorno se fue pacificando.
La Ciudadela de Braganza
Nosotros, como la mayoría de la gente que visita Braganza, comenzamos nuestra visita por la Ciudadela.
Se encuentra rodeada toda ella por una impresionante muralla que se comenzó a construir en 1377, aunque las actuales murallas de 6 m de altura datan del siglo XV y fueron construidas por el rey Afonso V.
Las murallas cuentan con 15 torres, unas de planta rectangular y otras circular, de las que destaca la Torre de la Princesa.
La entrada principal a la Ciudadela se realiza a través de la Puerta del Sol, situada al levante, por lo que de ahí le viene su nombre.
La otra puerta principal de la muralla se encuentra justo en el lado opuesto y recibe el nombre de Puerta de San Antonio o de la Villa, ya que es por donde hay que salir para bajar a la ciudad de Braganza, propiamente dicha.
Si vas en tu coche particular, encontrarás un aparcamiento público en el descampado existente entre el castillo y la muralla, al lado de la Puerta del Sol.
El Castillo de Braganza
Nada más traspasar la Puerta del Sol, lo primero que se ve es el imponente Castillo, con su desafiante Torre del Homenaje de 33 m de altura, flanqueada por atalayas y torretas. No cabe duda de que se trata de uno de los castillos más bellos que te podrás encontrar en todo Portugal y quizá lo más singular que hay que ver en Braganza.
El Castillo es visitable y, nada más traspasar su puerta, se accede al patio de armas, punto neurálgico de la fortaleza y que concentraba la mayor parte de la actividad diaria.
Desde la colosal plaza de armas parten dos antiguas escaleras de piedra, una sube a la Torre de la Princesa y la otra a la Torre del Homenaje.
La Torre de la Princesa
Según se cuenta, esta torre fue el refugio de doña Sancha, la que se dice pudo ser la segunda esposa de Fernao Mendes.
Pero su fama le viene porque siglos más tarde fue la prisión de la mujer del cuarto Duque de Braganza, a la que después asesinó en Vila Viçosa. Según la tradición, el motivo de ser apresada y posteriormente asesinada, fue que cometió el error de enamorarse de un trovador.
La Torre del Homenaje
Esta torre contiene un laberíntico museo militar fundado en 1929 que se recorre a través de pequeñas estancias bien acondicionadas.
Su interior acoge, en varias plantas, el museo militar, que incluye armas y recuerdos desde el siglo XII hasta la Primera Guerra Mundial y, hasta un retrato de Napoleón en su juventud, pintado por Bartolozzi.
En la parte superior de la Torre del Homenaje se encuentra la azotea, desde la que se tienen unas vistas magníficas de la ciudad y de su entorno natural.
No cabe duda de que es uno de los castillos de Europa que merece la pena conocer. Aquí podrás ver nuestra selección de los 25 que más nos han impresionado.
La Domus Municipalis
Muy cerca del Castillo, la Domus Municipalis es posiblemente el edificio más singular que hay que ver en Braganza.
Se trata de un edificio muy curioso de arquitectura románica civil, único en la Península Ibérica, probablemente construido en el primer tercio del siglo XII. Su planta es irregular, ya que si bien a primera vista parece un rectángulo, un examen más detallado te hará comprobar que en realidad es un pentágono irregular.
La sala superior tiene un pavimento de losas de piedra y está rodeada de un banco corrido, tras el cual hay un ventanal continuo de arcos románicos.
Esta sala servía de lugar de reunión de los “homens bons” y, hoy le cabe el honor de ser el consistorio más antiguo de Portugal.
El sótano del edificio está ocupado por un antiguo aljibe, ya que este fue el uso inicial dado al edificio.
La Iglesia de Santa María de la Asunción
Justo al lado de la Domus Municipalis se encuentra la Iglesia de Santa María, de cuyo origen románico queda poco, ya que fue remodelada en los siglos XVI, XVII y XVIII para darle un estilo barroco.
Lo primero que te llama la atención de ella es su elegante fachada porticada, con dos hermosas columnas salomónicas que flanquean el paso.
El templo está estructurado en tres naves que tienen los techos policromados y arquerías que reposan sobre columnas mudéjares.
La imaginería y los retablos de su interior son de la Escuela de Valladolid, siendo digna de contemplar la expresiva imagen de Santa María Magdalena.
El Pelourinho
En tu paseo por la Ciudadela, seguro que te encontrarás con el Pelourinho.
Se trata de una picota de estilo gótico trasladada aquí en 1860, que tiene la particularidad de que descansa sobre un verraco de granito, cuyo origen se estima que se remonta a la Edad del Hierro. Este verraco tiene nombre propio, y todo el mundo lo conoce como el Porca da Vila.
Este verraco es uno de los 16 que se encuentran diseminados por la tierra Trasmontana, cuyo significado se cree que podría estar relacionado con el culto a la fertilidad.
El Museo Ibérico de la Máscara y el Traje
Para finalizar tu recorrido por la Ciudadela, puedes visitar el Museo Ibérico de la Máscara y el Traje.
Su ubicación aquí no es caprichosa, ya que en la cultura de Trás-os-Montes se celebra un carnaval de tradición centenaria, que tiene muchos elementos en común con el de la zona de Sanabria, en Zamora.
Extrañas máscaras y curiosas vestimentas llamarán tu atención en este museo dividido en tres partes: el Festival de Invierno de Trás-os-Montes, el Festival de Invierno de Zamora y la Sala del Artesano.
La Ciudad de Braganza
La Ciudadela no es lo único que hay que ver en Braganza. Fuera de ella, en lo que podríamos llamar la ciudad de Braganza propiamente dicha, también hay lugares que bien merecen que te des una vuelta por ellos.
Para dirigirte a la ciudad, lo mejor es que salgas de la Ciudadela por la Puerta de San Antonio o de la Villa, y desciendas cómodamente por cualquiera de las callejuelas.
La Plaza de la Sé
La Plaza de la Sé es la primera parada obligatoria de esta parte del recorrido por la ciudad.
Aquí se encuentra la Sé Velha (Catedral Vieja) de Braganza, como normalmente se la conoce. Fue ordenada construir en el siglo XVI por el Duque Teodosio, y de todo el edificio llama poderosamente la atención su portada renacentista, adornada con elementos barrocos. De su interior hay que destacar el altar mayor y las pinturas del techo de la sacristía.
Frente a la Catedral se encuentra el Solar dos Calainhos, una casa blasonada del siglo XVI, de la que destacan los múltiples balcones de la planta superior.
La engalanada plaza de la Sé está adornada con una antigua picota que fue transformada en crucero barroco.
De la plaza parten callejas que te invitan a pasear por el barrio judío, cuyo origen se remonta a cuando multitud de comerciantes judíos de telas, se establecieron aquí en busca de prosperidad.
La Iglesia de San Vicente
Esta iglesia románica, reconstruida en el siglo XVII, es el lugar donde según la tradición tuvo lugar la boda secreta del rey Pedro I de Portugal con su amante Inés de Castro, el primer día de 1345.
Museo del Abad de Bacal
Este museo, considerado uno de los mejores de Portugal, se encuentra en lo que fue el antiguo Palacio Episcopal.
Reúne importantes colecciones de restos arqueológicos, destacando la de epigrafía luso romana y la colección de verracos que hay expuestos en su bello jardín.
Santuario de San Bartolomé
Aunque no esté justo en la ciudad, sino a poco menos de 3 km de ella, se puede considerar a este santuario como complemento a su visita, ya que cuenta con dos miradores separados poco más de medio kilómetro entre sí, desde los que hay unas vistas magníficas de la ciudad.
Qué ver cerca de Braganza
El entorno natural de Braganza es uno de los mejor conservados de Portugal y, en él se encuentran además, lugares realmente interesantes. Así que, si te apetece, puedes completar tu visita a la ciudad viendo algunos de los lugares que te indicamos a continuación.
El Parque Natural de Montesinho
Situado al norte de Braganza, ocupando todo el territorio que queda entre ésta y la frontera con España, se encuentra este parque natural creado en 1979 y destino de senderistas.
Engloba las sierras de Montesinhos y Córdoba, con cimas que sobrepasan los 1500 m de altura. Abarca más de 75.000 hectáreas de superficie, lo que lo convierte en una de las mayores áreas protegidas de Portugal.
El parque se encuentra cubierto por un tupido y extenso manto de encinas y castaños que forman el hábitat perfecto para dar cobijo a lobos, jabalíes y águilas reales.
La aldea de Montesinho
La aldea de Montesinho está situada en la zona norte del parque y es de visita obligada si quieres conocer el estilo de vida ancestral que había en esta zona del país.
El pueblo, que discurre paralelo al curso del río Vilar, se encuentra bien conservado, con casas de pizarra y calles estrechas por las que el ganado pasea libremente y, donde las ancianas continúan lavando y tendiendo la colada a la orilla del río. Al recorrer sus calles tienes la sensación de que el tiempo se hubiese detenido.
No lejos del pueblo de Montesinho se encuentra también el antiguo complejo minero de Portelo. Esta mina, actualmente inactiva, era la mina de estaño más productiva de Portugal en la década de los 60.
ALOJAMIENTO RECOMENDADO EN MONTESINHO
Si quieres recorrer el Parque Natural de Montesinho, lo mejor es que te alojes en la zona. Por eso te recomendamos la Casa da Edra, que se encuentra en la aldea de Montesinho. Un alojamiento de ambiente familiar, ubicado en una casa de piedra y madera, en el que hay que destacar la amabilidad del personal y su desayuno casero, muy abundante y rico.
La aldea de Rio de Onor
De todas las aldeas de esta parte del norte de Portugal, posiblemente la más visitada sea Rio de Onor, que en realidad es la mitad de un pueblo cuya otra mitad se llama Rihonor de Castilla y es español.
Una cosa muy curiosa de Rio de Onor, es que sus habitantes no hablan ni español ni portugués, sino rionorês, una lengua peculiar que es una especie de mezcla de ambas.
Es un lugar de lo más pintoresco, con sus casas de pizarra semidestruidas, balconadas carcomidas y palomares hundidos.
Aunque la gran mayoría han caído en desuso, los palomares con forma de herradura o pombal son una parte importante de la arquitectura tradicional de esta zona.
Monasterio de Castro de Avelãs
El monasterio de Castro de Avelãs está situado a 3 km de Braganza. Fue construido en el siglo XII por monjes benedictinos, siendo el núcleo de la vida monástica del nordeste de Trás-os-Montes, hasta el siglo XVI.
El monasterio es de estilo románico mudéjar y está considerado como único en su estilo en Portugal.
La aldea de Gimonde
Gimonde se encuentra a unos 7 km de Braganza, en la confluencia de los ríos Onor y Sabor, justo en el límite sur del Parque Natural de Montesinho.
Con poco más de 300 habitantes, es uno de los sitios de paso del Camino de Santiago portugués, motivo por el que cuenta con un magnífico puente de origen romano.
Está situado en un entorno precioso y es un lugar para disfrutar y pasear por sus callejuelas.
Chaves
Si te encuentras con ganas y no te importa recorrer hora y media en coche, acércate hasta Chaves.
Se trata de una hermosa ciudad portuguesa situada al oeste de Braganza, a una hora y media en coche. Es famosa por sus aguas termales y por su impresionante patrimonio romano y medieval.
Si quieres saberlo todo sobre Chaves, no dejes de visitar este enlace.
Qué comer en Braganza
La gastronomía portuguesa es francamente deliciosa y variada, por lo que una vez que recorras todos los monumentos y rincones que hay que ver en Braganza, te aconsejamos que recuperes fuerzas degustando sus platos típicos.
Entre los platos típicos de Braganza se encuentran la posta de vitela mirandesa, las alheiras, el cabrito blanco de Montesinho, la feijoada transmontana, el cozido à portuguesa o los rojões à transmontana.
Tampoco faltan los dulces, como los ovos doces com pão, el bolo de mel o las súplicas e os folares da Páscoa.
Para comer en condiciones, nosotros te recomendamos el Restaurante G Pousada, que tiene una estrella Michelín.
Pero no hace falta que te dejes una pasta, para comer bien en Braganza. Otras opciones más económicas son el Solar Bragançano, situado en la Plaza de la Sé; o la Tasca Zé Tuga, en la Ciudadela.
Consejos para tu visita a Braganza
- Braganza es una las ciudades más frías de Portugal, por lo que si vas de visita de octubre a abril, tendrás que abrigarte en condiciones.
- Por el contrario, en verano puede llegar a hacer bastante calor, por lo que si vas a hacer senderismo por el Parque Natural de Montesinho, lo mejor es que evites julio y agosto.
- Ten en cuenta que hay mucho que ver en Braganza y que es una ciudad muy turística, por lo que es conveniente que reserves alojamiento con tiempo. España está muy cerca e influye en la ocupación, por lo que puedes tener dificultades para encontrar alojamiento durante las vacaciones escolares y los fines de semana de puente.
- Esta zona de Portugal es ideal para recorrerla en coche, por lo que si no vas a ir con el tuyo propio, te aconsejamos alquilar uno. Nosotros solemos reservar los alquileres de coches con el buscador de Auto Europe y, hasta ahora no hemos tenido ningún problema. Te dejo el enlace al buscador para que puedas echar un vistazo a los precios de los alquileres.
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