Si tienes curiosidad por saber cuáles son los lugares que hay que ver en el Mont Saint-Michel aquí te lo contamos.
Como viajeros empedernidos que somos, lo tenemos claro: hay que ir al Mont Saint-Michel, al menos, una vez en la vida.
Y no es para menos, ya que su sobrenombre de “la Maravilla de Occidente” le viene que ni pintado, gracias a su sorprendente ubicación en medio de la nada y su armoniosa belleza, remarcada por la basílica gótica que domina todo el conjunto.
El Mont Saint-Michel es un lugar impresionante y mágico que atrae a millones de visitantes cada año. Era uno de los lugares que siempre habíamos querido visitar en Francia, uno de nuestros sueños viajeros, que por fin pudimos hacer realidad.
Esta maravilla arquitectónica medieval es una isla rocosa coronada por una magnífica abadía y rodeada por calles adoquinadas, pequeñas tiendas y casas antiguas. Si estás planeando una visita a este increíble sitio, aquí te ofrecemos una guía completa sobre cómo visitar el Mont Saint-Michel y aprovechar al máximo tu experiencia.
¿QUÉ ENCONTRARÁS AQUÍ?
- ¿Dónde está el Mont Saint-Michel?
- Una breve historia del Mont Saint-Michel
- Mapa del Mont Saint-Michel
- Qué ver en el Mont Saint-Michel
- Otras cosas que ver en el Mont Saint-Michel
- Otras ideas para descubrir Francia
- Qué ver en Rocamadour, el segundo sitio más visitado de Francia
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- Visita del Castillo de Haut-Koenigsbourg, la joya de Alsacia
- 12 lugares que ver en Avignon, la Ciudad de los Papas
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¿Dónde está el Mont Saint-Michel?
El Mont Saint-Michel se encuentra en la costa noroccidental de Francia, al norte de una pequeña localidad llamada Beauvoir.
Aunque mucha gente piensa que pertenece a la región de Bretaña, ya que está en el comienzo de la península del mismo nombre, realmente pertenece a la región de Normandía y, concretamente, al departamento de Manche.
El Mont Saint-Michel está formado por dos partes principales: la Bahía y la Roca. En esta última, que es una mole de granito solitaria en medio del mar, es donde se encuentran la Abadía, en su parte superior y; el pueblo, en las faldas de la montaña y protegido del mar por una sólida muralla.
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Una breve historia del Mont Saint-Michel
El comienzo de la historia del Mont Saint-Michel se remonta a antes de la llegada de los vikingos, cuando un grupo de ermitaños se instalaron en el monte y levantaron dos iglesias. Pero, según una leyenda, la historia comenzó el año 708, cuando tras aparecerse en sueños el Arcángel San Miguel a Saint-Aubert, éste le indicó que levantara, en lo que se conocía como Mont-Tombe, un santuario que pasó a convertirse en lugar de peregrinaje.
En 966, tras pasar el Mont Saint-Michel a ser propiedad del ducado de Normandía, se instala allí una comunidad benedictina que empieza a realizar grandes obras en la primera iglesia, a la vez que comienza a crecer el pueblo en las faldas de la montaña. Con el paso de los siglos va teniendo sucesivas ampliaciones, hasta que en el siglo XIII se comienza a construir la actual Abadía gótica, estructurada en tres niveles y que recibe el sobrenombre de «La Maravilla».
En el siglo XIV, con el estallido de la Guerra de los Cien Años, se construyeron las actuales murallas que lo rodean y que resistieron el asedio inglés durante casi 30 años.
Los monjes benedictinos abandonaron la Abadía durante la Revolución Francesa, pasando a convertirse en una cárcel de la que era imposible escapar.
Fue declarado Monumento Histórico en 1862, pasando a ser propiedad del estado francés.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupado durante 4 años por el ejército nazi, saliendo milagrosamente indemne de la misma.
Desde 1979, el Mont Saint-Michel y su bahía están incluidos en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
En la actualidad, con más de 3 millones de visitantes anuales, es uno de los principales destinos turísticos de Francia, sólo por detrás de la Torre Eiffel y del Museo del Louvre.
Mapa del Mont Saint-Michel
Qué ver en el Mont Saint-Michel
Básicamente hay tres cosas que ver en el Mont Saint-Michel: Las calles del pueblo, las murallas y la Abadía.
Las calles del Mont Saint-Michel
Lo primero que tienes que ver en el Mont Saint-Michel es el pueblo. El pueblo es pequeño, sin mayores complicaciones para recorrerlo aunque, eso sí, con calles empinadas que se ajustan a su orografía de isla montañosa.
La Grand Rue
Lo mejor es que accedas al pueblo por la Puerta Principal de la muralla, que queda a la derecha según llegas y que, tras pasar sobre el Puente Levadizo, enfila la calle principal del pueblo conocida como la Gran Vía (Grand Rue). Se trata de la calle principal del pueblo, que poco a poco va subiendo hasta llegar a la entrada a la Abadía.
Nada más comenzar la Gran Vía verás a tu izquierda la oficina de turismo, donde podrás adquirir las entradas para acceder a la Abadía, evitando así las largas colas que hay en las taquillas situadas junto a su entrada.
En la Gran Vía es donde se encuentran la mayoría de los comercios, restaurantes y museos del pueblo.
Tomando algunos de los callejones ascendentes que quedan a su izquierda, podrás acceder a las terrazas ajardinadas desde donde hay unas vistas inmejorables. Si vas con niños puedes hacerles la visita más interesante, si les dices que busquen el callejón más estrecho del pueblo. Es el famoso Callejón de los Cornudos (Rue des Cocus), llamado así porque con cuernos no se puede pasar por él.
La iglesia de Saint-Pierre
A mitad de camino en la ascensión a la Abadía se encuentra la Iglesia de Saint-Pierre, con una estatua de Juana de Arco a su puerta.
Desde la entrada a la Abadía parte otro camino, en sentido opuesto al que hemos tomado al subir y, que desciende hasta la Entrada de los Fanils, la otra puerta de la muralla que da acceso a la ciudad.
En el camino de bajada se ve una rampa muy empinada adosada a la pared de la Abadía. Es la que se usaba para poder subir los suministros hasta ella, por medio de una gran polea que era accionada a base de fuerza humana.
Las murallas
Al inicio y final de la Gran Vía se encuentran los accesos a la muralla, otra de las cosas que tienes que ver en el Mont Saint-Michel, que se puede recorrer por su parte superior y que ofrece unas vistas estupendas de la bahía y de la Abadía.
El acceso por la parte inicial de la Gran Vía se realiza por una escalera existente junto a la Entrada Principal. Y el acceso por la parte final de la calle está junto a la llamada Torre del Norte.
Torre de Gabriel
Muy cerca de la Entrada de los Fanils queda la Torre de Gabriel, construida en 1524 y que en el siglo XIX hizo las veces de faro.
Capilla de Saint-Aubert
Desde la Torre de Gabriel se accede al embarcadero de la ciudad y con la marea baja se puede ir caminando hasta la Capilla de Saint-Aubert, que sólo es accesible por la costa.
🛏 ALOJAMIENTO RECOMENDADO EN EL MONT SAINT-MICHEL
Nosotros no nos alojamos en esa zona, pero una cosa tenemos clara, queremos volver a visitar el Mont Saint-Michel. Por eso, estuvimos echando un vistazo a los hoteles cercanos y vimos uno que nos puede encajar. Se trata del hotel Le Relais Saint Michel, que vimos en La Caserne y que tiene habitaciones con terraza y vistas al Mont Saint-Michel. Levantarte con esas vistas y poder acceder siempre que quieras, tiene que ser un gustazo.
La Abadía
El lugar más importante que ver en el Mont Saint-Michel es la Abadía Benedictina, que fue uno de los más importantes lugares de peregrinaje de la Francia medieval y, representa uno de los más logrados ejemplos de la arquitectura religiosa de la época.
Se accede a la Abadía desde una larga escalinata que nace al final de la Gran Vía, comenzando realmente la visita al final de la subida. Tanto al principio como al final de la escalera te pedirán las entradas, así que consérvalas.
La visita comienza en la Terraza del Oeste, donde te puedes recuperar de la considerable subida mientras disfrutas de unas vistas únicas. Desde aquí se tiene la mejor perspectiva de la torre de la iglesia, culminada por una estatua dorada del Arcángel San Miguel.
De la terraza se accede a la impresionante Iglesia Abacial, que ofrece una excelente mezcla de arte románico y gótico.
De aquí se pasa al Claustro gótico del siglo XIII, que recibe el sobrenombre de “La Maravilla”. El claustro está rodeado por una arquería formada por hermosos arcos labrados, alguno de los cuales conserva parte de la policromía original.
Los arcos están soportados por delicadas columnas de granito y mármol dispuestas en doble hilera al tresbolillo.
A partir de aquí la visita es siempre descendente por escaleras. Se pasa en primer lugar por el Refectorio de estilo gótico, donde los monjes comían en silencio mientras otro leía las Sagradas Escrituras.
A continuación se accede a la elegante Sala de los Huéspedes, también de estilo gótico.
Se pasa después por la Capilla de Santa Magdalena; la Cripta de los Gruesos Pilares, cuyo nombre te dará una idea de su aspecto; y la Cripta de San Martín.
💡 RECOMENDACIÓN
Si has leído el bestseller «La Promesa del Ángel» ambientado en el Mont Saint-Michel, te recomiendo que bajes a la Cripta de San Martín y te dejes asombrar. Y si no lo has hecho, aquí te dejo el enlace para poder comprar el libro. Está en la línea del bestseller de Ken Follett «Los pilares de la tierra».
La siguiente sala es la que contiene la Gran Rueda, que era la polea accionada por fuerza humana, utilizada para subir los suministros por la rampa existente en el exterior del edificio y, de la que ya te hemos hablado.
Continúa la visita por la Capilla de Saint-Etienne; el Paseo de los Monjes, que hacía las veces de claustro cuando hacía mal tiempo; y la grandiosa y elegante Sala de los Caballeros, situada en el punto más bajo de la Abadía.
Desde esta última sala se accede a la zona de tienda y finalmente a un jardín en el que finaliza la visita.
Horarios para visitar la Abadía
La Abadía está abierta todos los días del año y sólo cierra tres días: el 1 de enero, el 1 de mayo y el 25 de diciembre.
Del 2 de enero al 30 de abril, y del 1 de septiembre al 31 de diciembre, abre de 9:30 h a 18:00 h.
Del 2 de mayo al 31 de agosto, el horario de apertura pasa a ser de 9:00 h a 19:00 h.
Las entradas a la Abadía del Mont Saint-Michel
Como ya te he indicado, las entradas para visitar la Abadía puedes adquirirlas, o bien a la entrada de la propia Abadía, en la oficina de turismo que hay junto a la Entrada Principal de la muralla o por internet. En temporada alta te aconsejo llevar las entradas ya compradas, porque así te evitarás las largas colas.
El precio de la entrada es de 13 € por persona, siendo gratuita para todos los menores de 18 años y de 18 a 26 años para los residentes en la Unión Europea.
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Otras cosas que ver en el Mont Saint-Michel
Museos del Mont Saint-Michel
Una vez visitada la Abadía, recorridas las calles del pueblo y subido a sus murallas, tienes la opción de entrar en alguno de los cuatro museos que alberga el pequeño pueblo.
Puedes entrar al Museo del Mar y la Ecología, al Museo Histórico, al Archeoscope o a la Morada Tiphaine. Tienes un pase para visitar los cuatro museos, que te saldrá más barato.
Quizá el que más merezca la pena ver sea el último, un edificio de 1365 restaurado en el siglo XIX, donde habría vivido Tiphaine de Raguenelle, esposa de Bertrand du Guesclin, militar y condestable francés conocido por los sobrenombres de “el águila de Bretaña” o “el perro negro de Broceliande”.
Paseo por la bahía y sus arenas movedizas
Otra opción interesante es la de hacer una excursión a pie por la bahía, ya sea para rodear la roca o para acercarse hasta el próximo (3 km) islote de Tombelaine, donde se conservan un fuerte y un torreón ingleses.
Si tu opción es la del paseo, ten en cuenta que está absolutamente desaconsejado hacerlo sin estar acompañado por un guía certificado. La razón es que las zonas inundadas someramente ocultan pozos de varios metros de profundidad, existen arenas movedizas en las que puedes hundirte y la subida de la marea te puede sorprender alejado de la zona de tierra firme. Todas ellas son situaciones de riesgo que han producido accidentes con consecuencias serias. Así que, si te interesa esta excursión, aquí puedes contratarla:
Un paseo por la bahía en familia, con la compañía de un guía, os hará descubrir la bahía y todo lo que necesitáis saber sobre arenas movedizas. Os contará cómo se reconocen y os dará muchos consejos de seguridad. Esta ruta hay que realizarla descalzo, te aconsejo llevar el traje de baño, ya que en algunos lugares el agua tiene una profundidad de casi un metro. Pero no olvides llevar algo de abrigo también, porque en esa zona el tiempo puede ser muy cambiante.
Contempla las maravillosas vistas de la Roca y la Bahía
Si quieres disfrutar de las vistas del Mont Saint-Michel, lo mejor es que te desplaces por la zona de praderas, buscando puntos de vista únicos. También puedes desplazarte hasta la Pointe du Grouin, en el lado contrario de la bahía, desde donde se la domina completamente y hay unas vistas inmejorables de la puesta del sol.
Excursión a las Islas Chausey
Si quieres hacer algo que te lleve más tiempo, puedes visitar en barco las Islas Chausey, situadas a medio camino entre el Mont Saint-Michel y la cercana isla inglesa de Jersey. Este archipiélago tiene 365 islotes en marea baja y 52 durante la altamar y, aloja una importante comunidad de aves marinas, siendo además una buena zona para avistar delfines. Los transbordadores para la visita salen a diario de Granville.
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