Viajar a Carcasona o Carcassonne es viajar a la Edad Media, pasear por sus callejas angostas, visitar las tiendas de los artesanos, entrar en el Castillo y subir a las almenas hace que te sientas un caballero o una princesa. Nos encantó esta visita, así que hemos decidido mostrarte qué ver en Carcasona en un día, tiempo más que suficiente para verla.
Si la visita la realizas con niños te sumergirás mucho más en ese ambiente, es como si te transportases a esa época, Carcasona es absolutamente mágica y romántica. La visión de sus torres desde el Puente Viejo te provoca una exclamación y luego, al entrar en la ciudad, es como si recorres un fantástico decorado puesto allí para soñar.
¿QUÉ ENCONTRARÁS AQUÍ?
Dónde se encuentra Carcasona
Carcasona (Carcassonne en francés) se encuentra en el sur de Francia, es la capital del departamento del Aude, en la región Languedoc-Rousillon.
Cómo llegar a Carcasona
Podemos llegar a esta ciudad a través de la Autopista de los dos Mares (L’Autoroute des Deux Mers), la que une el Atlántico con el Mediterráneo, y se encuentra a 3 horas de Barcelona y a 1 hora de Toulouse.
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Si visitas Carcasona podrás ver dos ciudades en una. Por un lado, la ciudad fortificada más grande que se conserva en Europa, de origen romano y medieval, conocida como la Cité de Carcassonne, que se encuentra sobre una elevación en la orilla derecha del río Aude. Y por otro, la ciudad moderna que también es de origen medieval, y en la que se encuentra el Canal du Midi, el canal navegable en funcionamiento más antiguo de Europa, y Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La ciudadela amurallada está constituida en gran parte por elementos conservados desde la Edad Media, que tras un largo período de abandono y riesgo de total demolición, fue restaurada por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, en el siglo XIX. En 1997 fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO.
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Qué ver en Carcasona en un día
El año 2014 se cumplió el bicentenario del nacimiento de Eugène Viollet-le-Duc, lo cual fue una buena excusa para acercarnos a esta ciudad única, declarada Monumento Histórico por el Estado Francés, y que es uno de los sitios más visitados de Francia.
La ciudadela ha ido evolucionando a lo largo de la historia, fue una ciudad galo-romana, una plaza fuerte visigoda, pasó a manos de los musulmanes, posteriormente fue la capital del Condado de Carcasona, luego del Vizcondado de Carcasona, para pasar finalmente a ser cuartel general del ejército real francés.
Durante la Edad Media estuvo bajo el dominio de la poderosa dinastía de los Trencavel. En esa época la religión cátara se hizo muy influyente en la ciudad, hasta que en 1208 el Papa Inocencio III llamó a la cruzada contra los albigenses (cátaros del sur de Francia), Carcasona fue asediada y capituló. Al pasar a manos del Rey de Francia en 1226, la ciudad adquirió el aspecto de plaza fuerte que vemos en la actualidad, rodeada por una doble muralla de 3 km de longitud.
Recorrido por la palestra
La Cité de Carcasona tiene cuatro puertas, orientadas según los puntos cardinales. La más utilizada fue la Puerta de Narbona, situada hacia el este, y es la que vas a utilizar para entrar en la ciudad tras cruzar la Barbacana de San Luis, presidida por la efigie de Carcas, la princesa sarracena que según la leyenda defendió la ciudad de Carlomagno. Entrarás por un puente levadizo que permite atravesar el foso, que nunca tuvo agua.
Después de pasar el puente gira a la izquierda para recorrer la palestra (el espacio entre las dos murallas), lo primero que te vas a encontrar es la Torre de San Sernin, una construcción de época galo-romana modificada en el siglo XIII, si continúas te encontrarás el resto de torres: de la Peyre, de la Vade, de Baltasar… En las dos murallas concéntricas hay 53 torres altivas.
La siguiente puerta en tu recorrido es la Puerta de San Nazario, reconocible por su planta cuadrada, que daba acceso al sur de la ciudad, tenía un rastrillo y una pesada puerta bloqueada por un travesaño de madera. Si continúas encontrarás una zona en la que los dos recintos están casi pegados y en ella encontrarás la Torre del Obispo, que se sitúa por encima de ambos. Esta era la zona de dominio de la Iglesia, por eso se pueden ver bonitas ventanas góticas en las zonas altas de la muralla que permitían al Obispo las vistas hacia el campo.
El camino continúa con la inclinada cuesta de la Puerta del Aude, puerta oeste de la ciudad y si continúas llegas hasta la puerta norte, la Puerta del Burgo o de Rodez, con la Torre del Molino de Avar, donde se conserva el mejor ejemplo de la fortificación galo-romana.
Las calles de la cité y la Basílica de San Nazario
Cuando hayas recorrido la palestra, volverás al punto inicial, la Puerta de Narbona, entra en la ciudad y una empinada callejuela, llamada de Cros-Mayrevieille (en honor al historiador que salvó la ciudad de la destrucción), flanqueada por tiendas donde venden productos autóctonos y tradicionales, te conducirá al centro.
Las calles de la Cité guardan todo su encanto, callejea por ellas y verás una curiosa amalgama de elementos medievales y establecimientos comerciales. Quedan algunas casas originales, con entramado de madera de los siglos XIV y XV, cerca de la Basílica y de la barbacana del castillo, y varios edificios de piedra al lado de la puerta del Aude, como la llamada «casa de la Inquisición», en la calle de Notre-Dame o la calle del Comte Roger. El resto son reconstrucciones.
En tu recorrido llegarás a la Basílica de San Nazario, que fue la Catedral de Carcasona y merece por sí sola un viaje hasta allí, pues en ella coexisten los estilos románico y gótico. De la catedral románica, terminada en 1096, sólo queda la nave central y las laterales, es la parte más austera y oscura, que contrasta con la luminosidad del ábside y del transepto góticos, ambos con marcadas influencias de la Saint Chapelle de París, ya que en esta época Carcasona estaba en manos de la corona de Francia.
Todavía se pueden admirar algunas de las vidrieras de finales del siglo XIII y comienzos del XIV. Dos grandes rosetones iluminan los brazos del transepto: el del norte consagrado a la Vírgen y el del sur a Cristo. Observa las veintidós grandes esculturas esculpidas directamente en los pilares del coro, estas esculturas, junto a las vidrieras y a las pinturas que recubrían antaño esta parte de la basílica, hacían de San Nazario una obra maestra de elegancia y riqueza.
También llaman la atención las terroríficas gárgolas de la fachada, que añadió Eugène Viollet-le-Duc en su reconstrucción de la Basílica, y a las cuales era muy aficionado.
El Obispo de Carcasona se trasladó a la ciudad baja y San Nazario, situado en la Cité y convertido en un barrio pobre y alejado, dejó de ser sede episcopal en 1801.
El Castillo Condal
Paseando por las calles de la Cité inexorablemente llegarás a las puertas del Castillo Condal. Es una construcción del siglo XII, erigida por los vizcondes de Trencavel. Accede a él pasando por la Barbacana del Este y atravesando el ancho foso por el puente de piedra que, en otros tiempos, terminaba probablemente en una pasarela de madera provista de un suelo móvil. Durante la visita al castillo verás tres elementos: el recinto fortificado, el patio y las dependencias.
Vas a poder recorrer todo el recinto fortificado, atravesarás un pasaje cerrado con un doble sistema de matacanes, que protegían la muralla. Recorrerás el paseo de ronda y podrás entrar en las salas de las torres, donde verás las saeteras que se usaban para defender el castillo.
El Castillo Condal se articulaba en dos edificios de una sola planta, dominados por una torre cuadrada y dispuestos en ángulo recto en torno a un patio cerrado al este por una empalizada. En el Patio Principal, antiguamente había un olmo medieval, que ha sido sustituido por plátanos y desde él puedes ver las partes más antiguas del castillo, caracterizadas por arquitecturas medievales románicas y góticas: el ala occidental, el ala sur y la planta baja de la Torre Pinta, una torre de vigilancia de diez pisos y 28 metros de altura.
Del patio principal se pasa luego al Patio de Mediodía, en su origen un gran edificio de finales del siglo XIII que fue destruido a finales del siglo XV, y donde todavía se ven los modillones sobre los que se apoyaban las vigas de la sala principal y quedan también los vestigios de una chimenea. En 1150 se construyó en el lado norte la capilla privada de los vizcondes, la Capilla de Santa María, de la que se conservan los restos del ábside.
El espacio ocupado antaño por el castillo era mucho más pequeño que el actual, reconstruido y ampliado varias veces a lo largo de los siglos, el castillo alcanzó la extensión que presenta hoy en el siglo XIII, tras la incorporación de la ciudad a la Corona de Francia. En el subsuelo del castillo se encontraron los restos de una casa galo-romana con mosaicos y numerosas construcciones como una panadería. Entra a la Torre del Degré, que te permitirá ver esos restos subterráneos.
En la primera planta del castillo hay un interesante museo, el Museo Lapidario, en el que se exponen estatuas, cruces de piedra y sarcófagos descubiertos en el área de la ciudad.
Después de la caminata te vendrá bien reponer fuerzas, para ello puedes comer en uno de los muchos restaurantes de la Cité. En todo el recinto amurallado encontrarás locales donde degustar la riquísima gastronomía de la zona, podrás comer en terrazas ubicadas en bonitas plazas, especialmente en la Plaza Marcou, aunque en cualquiera de ellas es todo un placer comer en ese marco incomparable. Puedes probar el plato típico de Carcasona, la Cassoulet, un guiso de alubias blancas con muslo de pato, tocino y salchichas, vamos, una bomba calórica que te hará recuperar las fuerzas o entrar en calor si vas en invierno.
Continúa callejeando por las calles de la Cité y visitando las numerosas tiendas que te encontrarás a tu paso, si vas con niños verás como se vuelven locos con la cantidad de tiendas en las que venden juguetes, disfraces y accesorios de inspiración medieval.
Si vas en verano podrás disfrutar de un bonito espectáculo, se trata de la recreación de un torneo medieval que se realiza en la palestra, que es donde se celebran la mayoría de fiestas, eventos deportivos y culturales.
Dónde alojarte en Carcasona
Aunque te he mostrado qué ver en Carcasona en un día, y creo que es suficiente para poder verlo todo, es verdad que un paseo nocturno por la ciudadela es algo que merece mucho la pena.
Carcasona es una ciudad que atrae a miles de visitantes cada año, por lo que encontrarás una amplia variedad de alojamientos, desde hoteles sencillos hasta hoteles de lujo. Aunque no es un destino muy barato que digamos, hasta los hoteles sencillos resultan caros en temporada alta.
Si buscas un hotel low cost, tendrás que irte a las afueras de la ciudad. Hay una cadena de hoteles baratos muy extendida en toda Francia que son los hoteles Formule, en Carcasona tienes el Formule 1 Carcassonne, un hotel económico con los servicios justos y baño compartido.
Si lo que deseas es alojarte dentro de las murallas de la Cité, tienes el El Best Western Le Donjon que se encuentra situado en el centro de la ciudad medieval de Carcasona, dentro del recinto amurallado. El hotel consta de 3 edificios y tiene un bar y restaurante, además de conexión WiFi gratuita en todas las instalaciones.
Uno de los hoteles mejor valorados de Carcasona es el Pont Levis Hotel, que se encuentra a 50 metros de la entrada principal de la ciudad medieval de Carcasona. Tiene una piscina al aire libre y un jardín privado de 2 hectáreas. El desayuno es extraordinario. Es el hotel que nosotros elegimos para disfrutar de esta ciudad de cuento.
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