Cuando fuimos a visitar Florencia, la iglesia de Santa María Novella fue el primer monumento florentino que conocimos. Llegamos a Florencia en tren y nos bajamos en la Estación Central denominada Santa María Novella, al igual que la iglesia, debido a que esta se encuentra a escasos metros, así que nos dirigimos a visitarla en primer lugar.
La Iglesia de Santa María Novella es una de las iglesias más importantes de Florencia, así que no puedes pasar por alto su visita. Como la mayoría de iglesias de Florencia, Santa María Novella no es tan sólo una iglesia, ya que debido a la gran cantidad de obras de arte que acumula puede considerarse que es también un museo. Para mi gusto la iglesia de Santa María Novella es la más bonita de toda Florencia.
Es Patrimonio de la Humanidad al estar incluida en el ámbito de «Centro Histórico de Florencia» desde 1982.
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Un poco de historia sobre la iglesia de Santa María Novella
Esta iglesia florentina se empezó a construir a mediados del siglo XI y, desde su inicio, su historia está vinculada a la Orden de los Dominicos. En concreto, en 1221 una pequeña iglesia situada fuera de las murallas, les fue concedida a doce frailes pertenecientes a esta nueva orden, que había sido fundada en 1216 por Santo Domingo de Guzmán (nacido en Caleruega, Burgos).
Estaba situada en la parte opuesta de la ciudad en la que se habían instalado los franciscanos. Una vez que el templo pasó a ser gestionado por los dominicos, estos pusieron en marcha una ampliación del mismo, gracias a la ayuda de los frailes arquitectos Sisto y Ristoro. Levantaron una iglesia de estilo gótico, con tres naves, y junto a ella, un complejo monacal que se compone de tres claustros.
La fachada de la iglesia de Santa María Novella es la única, de entre todas las de Florencia, que realmente es antigua.
Desde su construcción, la fachada estuvo sin terminar hasta que Giovanni de Paolo Rucellai, rico mercader florentino y gran mecenas, financió su construcción en 1458. Rucellai se había enriquecido vendiendo telas de color púrpura, una tonalidad que sólo sabía hacer él. El responsable del proyecto fue Leon Battista Alberti, que, respetando rigurosamente las proporciones geométricas, después de años de estudios matemáticos, realizó una elegante y armónica fachada en mármol, que parece de marquetería. Busca en la fachada de la iglesia una vela hinchada por el viento, es el emblema de la familia Rucellai y un símbolo de la buena ventura, con el que quiso dejar su firma.
Esta fachada la vas a poder contemplar sin problemas, pues se abre hacia una gran plaza, lo que te permitirá tener una amplia perspectiva de la misma y de toda la basílica. La plaza se creó para acoger a la muchos fieles que acudían a oír predicar a los monjes dominicos. En el Renacimiento, la plaza se transformó en uno de los lugares donde se celebraban fiestas y espectáculos populares, como el «Palio dei Cocchi” (de las carrozas). Hoy en día es un lugar de encuentro, muy concurrido y lleno de turistas. En medio de la plaza se encuentra un gran obelisco, soportado por tortugas.
A la derecha de la fachada está el cementerio, es una parcela muy sencilla de terreno, tal y como mandaba la tradición de esta orden. Lo que ves en las paredes son nichos que contienen los sarcófagos que pertenecían a las familias más ricas de Florencia, todos en mármol blanco y verde, por esto a la calle que pasa a su lado se la conoce como la Vía degli Avelli (la calle de las tumbas).
Cómo visitar la iglesia de Santa María Novella
Actualmente, el complejo monumental de Santa María Novella se puede visitar con un único ticket, con el que puedes ver la basílica y los Claustros. Tienes dos taquillas donde comprar las entradas, una está ubicada en el número 4 de la Plaza de la Estación (Piazza della Stazione) y la otra en la Calle de las Tumbas (Vía degli Avelli), fuera de la nave sur de la basílica. Si tienes la Firenze Card tienes que entrar a través de la taquilla de la Plaza de la Estación. En todos los casos la salida es por la Plaza de Santa María Novella.
La visita a la iglesia de Santa María Novella incluye el Museo de Santa María Novella, que es de propiedad municipal, y en el que podrás ver el Claustro de los Muertos, el Claustro verde, la Capilla Española, la Capilla Ubriachi y el Refectorio. Y también la parte del complejo que es gestionada por los dominicos, es decir, la basílica y el cementerio de las «Avelli«.
Hay días especiales en los que también se puede visitar el magnífico Gran Claustro, y que actualmente es parte de la Scuola Marescialli e Brigadieri dei Carabinieri.
La visita de la iglesia de Santa María Novella
La iglesia presenta una planta de cruz latina, con características típicas de la arquitectura gótica cisterciense, dividida en tres naves el interior te sorprenderá, ya que parece más grande por dentro que por fuera y, además, es un espacio de gran luminosidad.
En medio de la nave cuelga un suntuoso crucifijo del siglo XIII, restaurado recientemente; que es obra de Giotto.
En el centro, detrás del altar, está la Capilla Mayor de la Basílica, la Capilla Tornabuoni en la que se muestran los excelentes frescos de Domenico Ghirlandaio. Es la más grande de toda la basílica y está dedicada a la Virgen María.
Son la obra maestra de este artista, cuyos restos reposan en el cementerio que está al lado de la iglesia. Impactan también las tres grandes vidrieras que datan de los siglos XIV y XV que, como la capilla, también están dedicadas a la Virgen.
Si te sitúas detrás del altar verás a tu alrededor unas pinturas extraordinarias, relativas a la vida de la Virgen María y de San Juan bautista, principalmente. Es una bellísima galería de retratos de las personalidades más importantes de Florencia del siglo XV, con un magnífico colorido y un virtuosismo indudable. Todos los pasajes que relatan las pinturas están situados en el escenario de la Florencia del Renacimiento, por lo que resulta curioso contemplar como personajes de la época de Jesucristo pasean entre los edificios de Florencia como el Duomo o el Baptisterio.
A la izquierda del presbiterio está la Capilla Gondi, que alberga la única obra en madera de Brunelleschi: el famoso Crucifijo. Según Vasari, fue tallado en respuesta al crucifijo de madera de Donatello que se encuentra en la Iglesia de Santa Croce, también en Florencia. Brunelleschi había criticado su naturalismo exagerado, dijo que se trataba del cuerpo de un campesino en la cruz en lugar del cuerpo de Jesucristo. Ante el desafío de Donatello de hacerlo mejor, Brunelleschi talló este trabajo, que causó gran admiración en Donatello (la leyenda dice que al verlo se le cayeron unos huevos que llevaba para la cena). La obra se caracteriza por un cuidadoso estudio de la anatomía y las proporciones, ya que se inspiró en el arte clásico.
A la derecha del presbiterio está la Capilla de Filippo Strozzi, con unos suntuosos frescos de Filippino Lippi.
Hacia la mitad de la nave lateral izquierda se encuentra un fresco magnífico de Masaccio: La Trinidad. Una obra maestra en cuanto a organización espacial y uso de la perspectiva. Cuando se instaló allí, los florentinos hacían cola durante días para admirar esta pintura, para ellos era como para nosotros ver una película en 3D. Les parecía un milagro, ya que creaba el efecto de un espacio en tres dimensiones sobre la superficie lisa de la pared. Se dice que Masaccio lo pintó en tan solo veinticuatro días.
En la parte inferior del fresco hay unas figuras arrodilladas que son el juez y su esposa, los que pagaron este fresco, y un esqueleto con una inscripción que debía aterrorizar mucho en su tiempo: io fu gia quel che vio sets: e quel chi son vio ancor sarete (yo era el que tu eres, tu serás el que yo soy).
El púlpito de mármol, en la columna de la izquierda, es excelente y fue diseñado por Brunelleschi. Se dice que desde este púlpito el fraile dominico Tommaso Caccini, en 1614, acusó por primera vez de herejía a Galileo por sus descubrimientos astronómicos.
Una vez visitada la basílica no puedes perderte la visita al complejo de los tres claustros. El Claustro Verde, es un remanso de paz en cuyo centro se encuentran unos esbeltos cipreses, tiene formas románicas y es llamado así por los frescos que lo decoran que están hechos con tierra verde y cuyo autor es Paolo Uccello, los temas elegidos para decorar este claustro son pasajes del Génesis. Es curioso que uno de los temas elegidos fuese el del Diluvio Universal, porque precisamente estos frescos fueron dañados tras unas inundaciones.
Desde el Claustro verde, se tiene una buena vista del campanario (o campanile) que, pese a lo alto que es, desde la fachada principal es difícil de ver.
Anexo al Claustro Verde se encuentra la Capilla de los Españoles, que se llamó así porque el Gran Duque de Toscana, Cosimo I de Médici, se la concedió a su esposa, Leonor Álvarez de Toledo y Osorio. A ella acudía para orar y, además, es donde solía recibir a los aristócratas y notables del Reino de España, que residían en Florencia o iban a la capital de Toscana. Tiene unos excelentes frescos de Andrea de Bonaiuto.
También vale la pena visitar el Refectorio, que incluye la versión de la «Última Cena» de Alessandro Allori y la Capilla Ubriachi, que alberga los restos de los miembros de esta familia florentina influyente.
Otro de los claustros a visitar es el pequeño Claustro de los Muertos, una cripta con el techo más bajo, donde se encontraba el antiguo cementerio.
Por último, si tienes suerte con las fechas, puedes visitar el Gran Claustro, que es el más grande de Florencia, y que fue construido entre 1562 y 1592. Se abre el primer domingo de cada mes y otras fechas especiales.
La farmacia más antigua del mundo
Una vez terminada la visita a la iglesia de Santa María Novella, atraviesa la plaza y en Via della Scala a la derecha, en el número 16, encontrarás la Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella, es decir, la farmacia más antigua del mundo creada en 1221 por los frailes Dominicos poco después de su llegada a Florencia.
En 1612 se abrió la farmacia al público, cuando se propagó la fama de sus productos.
En el siglo XVIII la fama de la farmacia rebasó las fronteras y llegó hasta Rusia, India y la lejana China.
En 1866 la farmacia pasó a ser propiedad del Estado que la cedió a la familia Stefani, que desde hace cuatro generaciones dirige esta particular empresa. Uno de los productos más antiguos fabricados en esta farmacia es la fragancia Acqua della Regina (agua de la reina) que según historiadores fue preparada por los monjes para que fuera utilizada por la reina de Francia, Catalina de Médici. Aún se sigue fabricando con los mismos ingredientes. Otros productos son el agua de lavanda, los jabones de oliva y el olio da bagno (aceite de baño) fabricados con sustancias naturales.
La iglesia de Santa María Novella es sólo una de las muchas cosas que tienes que ver en Florencia, descubre el resto en el post que le dedicamos.
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