Continuamos la visita a Praga, que habíamos comenzado en el post anterior, en el que recorrimos la Ciudad Vieja de Praga. En este post te enseñaré qué ver en el barrio de Malá Strana de Praga cuya traducción sería la “Ciudad Pequeña”, y que es la parte de Praga menos afectada por la historia reciente.
Sus estrechas y empinadas calles tienen un cierto aire romántico y misterioso. Desde el siglo XVIII casi no se han levantado nuevas construcciones, conserva su encanto tradicional, verás varios palacios barrocos (actualmente muchos de ellos albergan embajadas) y viejas casas decoradas con estatuas y emblemas. Se fundó en 1257 sobre las laderas de la colina del Castillo, y desde aquí tendrás una magnífica panorámica de la Ciudad Vieja, al otro lado del río.
¿QUÉ ENCONTRARÁS AQUÍ?
Qué ver en el barrio de Malá Strana de Praga o Ciudad Pequeña
1.- Puente de Carlos IV
Desde la Ciudad Vieja llegarás a Malá Strana a través del espectacular Puente de Carlos IV. Se trata del monumento más conocido y fotografiado de Praga. La foto del Puente de Carlos con la silueta del Castillo de Praga al fondo representa hoy el símbolo de la ciudad.
En la actualidad es peatonal, pero en el pasado su anchura permitía el paso de cuatro carruajes a la vez. Carlos IV encargó su construcción a Peter Parler en 1357 y hasta 1741 era el único que cruzaba el río Moldava. Este puente de más de medio kilómetro de longitud, está decorado con 31 grupos escultóricos, verás que la estatua barroca de San Juan Nepomuceno es la más desgastada, ya que se cree que tocarla da buena suerte. La mayoría de las estatuas son copias, para evitar su deterioro, las originales se encuentran en el Lapidarium.
Cada extremo del puente se encuentra vigilado por una torre. La Torre gótica de la Ciudad Vieja es uno de los mejores edificios de su clase, puedes subir a la galería mirador de la primera planta, que te ofrece unas vistas espléndidas del Castillo y de Malá Strana.
2.- La Isla de Kampa
Tras atravesar el bullicioso Puente de Carlos, abarrotado a todas horas y con tenderetes de pintores a ambos lados, lo mejor es que te escapes a la isla de Kampa para disfrutar de un paseo por su parque o de las vistas de la Ciudad Vieja.
Para llegar a la isla de Kampa tienes que bajar unas escaleras que están justo detrás de la estatua de Santa Lutgarda en el Puente de Carlos IV.
Esta isla está separada de tierra firme por una bifurcación del Moldava, conocida como Certovka (arroyo del Diablo). Este nombre se lo pusieron en el siglo XIX debido al carácter diabólico de la dueña de una casa cercana. Todavía quedan los restos de tres molinos, seguro que ves la rueda del molino del Gran Priorato que ha sido recientemente restaurada.
Más allá de este molino el arroyo desaparece bajo un pequeño puente y a partir de este punto transcurre entre una hilera de casas. Por eso a esta zona se le conoce como la Venecia de Praga.
Puedes disfrutar de un paseo por el bonito parque, situado al sur de la isla. Esta zona suele ser un remanso de paz. Si tienes curiosidad por el arte checo contemporáneo puedes visitar el Museo Kampa, que se encuentra allí. En su exterior verás una serie de esculturas de unos bebés gigantes, obra del escultor David Cerný, del que verás más esculturas por toda la ciudad.
3.- Plaza de Malá Strana
Tras el relax, encamina tus pasos hacia la Plaza de Malá Strana. Puedes llegar a ella por la calle Carmelita (Karmelistká), en la que encontrarás un lugar de gran veneración cristiana con una imagen del Niño Jesús, procedente de España, considerada milagrosa. Se trata de la Iglesia de Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua, también conocida como la Iglesia del Niño Jesús de Praga.
Se cree que la imagen fue esculpida en España en el siglo XVI, era propiedad de los Condes de Treviño y Duques de Nájera. María Manrique de Lara llevó la imagen a Praga, al casarse con el canciller del reino de Bohemia. Posteriormente su hija se la regaló en 1628 a los carmelitas descalzos, que regentaban el convento que había en el edificio donde se encuentra esta iglesia actualmente.
Continúa por la calle Karmelistká hasta llegar a la Plaza de Malá Strana.
Esta plaza ha sido siempre el corazón de este barrio desde su fundación, en 1257. La mayoría de las casas que rodean esta plaza son de la Edad Media, aunque reconstruidas posteriormente. En el centro de la plaza se encuentra la Columna de la Peste, se trata de una columna de 20 metros de altura dedicada a la Santísima Trinidad erigida en 1713, como símbolo de gratitud al finalizar una epidemia de peste negra que azotó Praga durante dos años.
En el centro de la plaza se encuentra la iglesia de San Nicolás. La cúpula y el campanario de esta iglesia son los elementos más característicos del paisaje de Malá Strana. Se dice que es la obra arquitectónica barroca más valiosa construida al norte de los Alpes. Sus interiores están decorados por gigantescas pinturas al fresco que representan escenas de la vida de San Nicolás. El compositor W. A. Mozart pocas veces dejó escapar la oportunidad de tocar el órgano de este templo, que cuenta con nada más y nada menos que cuatro mil tubos.
Existe una leyenda que dice que la pintura “La muerte de San Javier“, expuesta en uno de sus altares, oculta supuestamente un secreto. El que logre descifrar este enigma conseguirá una enorme riqueza, para ello se debe contemplar el cuadro muy concentrado. ¿Quieres intentar descubrir el secreto?
La Plaza de Malá Strana o Malostranské está rodeada de edificios históricos con arcadas y vistosos detalles en las fachadas.
En la foto anterior, de izquierda a derecha, se encuentra el Palacio Grömling, también conocido como la Casa de la Mesa de Piedra. Desde el siglo XIX es sede del Malostranska kavarna (Café Malá Strana), el café más famoso de este lado del río, en el que se reunían destacadas personalidades de la cultura checa.
El edificio amarillo del fondo es el Palacio Sternberg, en el que se estableció la Sociedad Real de Ciencias de Bohemia. Puedes ver en la fachada una pintura barroca de la Virgen María y el escudo de la familia.
A su derecha se encuentra el Palacio Velikovsky, del siglo XIV. Aquí destacan los dibujos en grafito de la esquina de 1899. Pero el elemento más distintivo de su fachada es un reloj de sol del siglo XVI.
4.- Palacio y Jardín Wallenstein
Ocupando un amplia área en el norte de Malá Strana, encontrarás el Palacio y jardín Wallenstein. Fue el primer gran edificio civil de la época barroca en Praga. Era propiedad del militar imperial Albrecht von Wallenstein, cuya intención era eclipsar al castillo de Praga con esta construcción. El salón principal tiene una altura de dos pisos y en el fresco del techo aparece el propio Wallenstein, representado como Marte, dios de la guerra. Actualmente es la sede del Senado checo.
El jardín se ha mantenido igual que en la época de Wallenstein: allí encontrarás la Sala Terrena, un pabellón con vistas a una fuente y varias hileras de estatuas de bronce. Cerca de aquí se encuentra la recreación de una cueva de roca caliza, en la que no faltan las estalactitas y que alberga unos cuantos búhos reales. Otro pabellón conserva frescos con escenas de los Argonautas y el Vellocino de Oro. En un extremo del jardín hay un estanque ornamental con una estatua en medio, y detrás se encuentra la antigua escuela de equitación. También verás Pavos Reales campando a sus anchas por el jardín.
5.- Los Jardines Vrtba
A pocos metros de la Plaza de Mala Strana se encuentran los Jardines Vrtba. Se trata de uno de los jardines barrocos más bonitos de la ciudad. Se encuentran en la ladera de la Colina Petrin y fueron incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Los jardines fueron creados por Frantisek Maxmilián Kanka entre 1715 y 1720, para el Palacio de Jan Josef, conde de Vrtba. Se trata de un jardín italiano-barroco con una serie de terrazas conectadas por escaleras.
Como no se ve desde la calle, pasa desapercibido para la mayoría de los visitantes, así que no te lo pierdas, porque está considerado uno de los más bonitos al norte de los Alpes.
6.- La Colina de Petrín
Al oeste de Malá Strana se encuentra la Colina de Petrín, de 318 metros de altura. Podrás subir a pie a la colina cubierta por jardines y árboles frutales, a través de un sendero que va serpenteando o si lo prefieres puedes subir en un funicular construido para la Exposición Nacional de 1891.
Llegarás a la Torre Petrín, una imitación en pequeño de la Torre Eiffel (mide 60 metros). Para subir al mirador de la torre tendrás que ascender a través de una estrecha y empinada escalera de caracol. En los alrededores de la torre encontrarás otro legado de la Exposición Nacional, el Laberinto de Espejos, y también podrás visitar un Observatorio Astronómico con telescopios y unos jardines, uno de los cuales sólo tiene rosas.
Dónde alojarte en Praga
Praga, al ser una ciudad tan turística, tiene más de 1.500 alojamientos de todo tipo. Si necesitas buscar alojamiento echa un vistazo al Novotel Praha Wenceslas Square que es el hotel en el que nos quedamos nosotros, un hotel moderno de cuatro estrellas que se encuentra en el centro histórico de Praga, muy cerca andando de la Plaza de Wenceslao y del Museo Nacional de Praga, que se encuentra allí.
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